25 febrero, 2008

Pensar demasiado...

Mantenía la espalda con cierta curvatura, algo tensa, para no apoyarla completamente en el respaldo. No era una mañana especialmente calurosa, pero, aún así debía luchar porque su espalda tocase lo menos posible la camiseta. No se preocupó por la pequeña marca que dejaría su trasero en el asiento, más adelante se ocuparía, moviéndose con disimulo varios centímetros a cada lado antes de levantarse.

-¿Eres tú?- pensó mientras miraba fijamente al hombre sentado en la fila de asientos de en frente. Bajó la mirada cuando el hombre le correspondió.

-¿Eso significa que sí? ¿Era una señal? Dame otra. Déme otra, por favor. Una más clara. Levántese y…- No hubo reacción en el hombre.

-No- se apresuró a pensar –no sería natural que…- el hombre volvió a mirarle y él reaccionó rápido, haciendo ver que continuaba con una inspección a través de todo el vagón.

-Rásquese la nariz- permaneció atento tras dar la orden. -¿Es usted quien me escucha?- esperó unos segundos. El hombre ya no le miraba.

-¿No quiere que lo sepa? No… no es…-

Llegaron a la siguiente parada, el hombre le miró mientras se levantaba de su asiento, y salió.

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