25 febrero, 2008

Pensar demasiado...

Mantenía la espalda con cierta curvatura, algo tensa, para no apoyarla completamente en el respaldo. No era una mañana especialmente calurosa, pero, aún así debía luchar porque su espalda tocase lo menos posible la camiseta. No se preocupó por la pequeña marca que dejaría su trasero en el asiento, más adelante se ocuparía, moviéndose con disimulo varios centímetros a cada lado antes de levantarse.

-¿Eres tú?- pensó mientras miraba fijamente al hombre sentado en la fila de asientos de en frente. Bajó la mirada cuando el hombre le correspondió.

-¿Eso significa que sí? ¿Era una señal? Dame otra. Déme otra, por favor. Una más clara. Levántese y…- No hubo reacción en el hombre.

-No- se apresuró a pensar –no sería natural que…- el hombre volvió a mirarle y él reaccionó rápido, haciendo ver que continuaba con una inspección a través de todo el vagón.

-Rásquese la nariz- permaneció atento tras dar la orden. -¿Es usted quien me escucha?- esperó unos segundos. El hombre ya no le miraba.

-¿No quiere que lo sepa? No… no es…-

Llegaron a la siguiente parada, el hombre le miró mientras se levantaba de su asiento, y salió.

Escuchando:

22 febrero, 2008

Niebla

Sintiendo:

19 febrero, 2008

I n t i m i d a d

Escuchando:

07 febrero, 2008

Tres, porque era su número


Una botella de ginebra en la mano. La volcaba en el vaso con la esperanza de ver caer la columna líquida que, después de todo, no le mantenía de ninguna manera, porque no soportaba su sabor y además no le causaba el efecto deseado. Fuera el que fuese.

La dejó sobre la mesa, con la mirada vacía. Retiró su mano con torpeza e hizo que la botella cayese sobre la moqueta, produciendo un sonido sordo. La golpeó con el pie, lanzándola contra el cuerpo que permanecía en el suelo. No sintió nada, ni siquiera satisfacción. Dirigió una mirada a la pared, con los ojos de alguien que podría, querría o debería haber muerto hacía tres meses y tres días.

Escuchando: