19 agosto, 2007

Adoquines bañados en silencio


Un par de semanas después de redescubrirla, me adentro por el callejón y la encuentro vacía. Segundos más tarde, varios grupos de turistas tapan mi objetivo, así que decido apoyarme en una pared y esperar. Tengo menos paciencia que antes (y está a puntito de empezar a llover de nuevo), así que disparo repetidamente, siempre desde el mismo lateral para tener otras vistas en el próximo encuentro, y cuando vuelvo en mí, veo que estamos sólos. Cuando considero que es suficiente, vuelvo sobre mis pasos, echando un último vistazo desde la calle contigua.
Me encanta esta plaza, y la calma que la envuelve.

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