-¡Ei! ¡Ahí había una puerta!- gritó a media voz, confuso.
-Bueno, ahora hay un muro.- fue la única respuesta que obtendría a lo largo de todo el conflicto.
-Es...- comenzó a decir, sonriendo. -Realmente, es un murito.-
Escuchando:
La mitad de la mitad